La ampliación de la Avenida Boyacá en Bogotá desató un intenso debate entre el alcalde Carlos Fernando Galán y el presidente Gustavo Petro, quien expresó su preocupación por los efectos ambientales que esta obra podría tener en la Reserva Forestal Thomas van Der Hammen. Petro cuestionó públicamente el proyecto, afirmando que, en medio de una crisis hídrica, no debería considerarse la intervención de una zona de reserva ambiental, la cual considera crucial para el ecosistema y el abastecimiento de agua en la ciudad.
Galán, sin embargo, rechazó las acusaciones y defendido el proyecto, argumentando que la intervención será mínima y está enfocada en mejorar la movilidad en el sector norte de Bogotá. En sus palabras, “ni Bogotá se va a quedar sin agua ni la ampliación de la Avenida Boyacá va a destruir la reserva Thomas van Der Hammen”. De acuerdo con el alcalde, solo se afectarán 20 hectáreas de la reserva, que tiene una extensión total de 1,395 hectáreas. A su vez, aseguró que esta intervención será compensada con un plan de conservación que abarcará 120 hectáreas adicionales para restaurar y proteger el ecosistema afectado.
Galán insistió en que la ampliación de la vía es un paso necesario para evitar el crecimiento desorganizado de la ciudad hacia la sabana y, en su opinión, representa una planificación urbana que permite un desarrollo más controlado. Además, enfatizó que se implementarán pasos para fauna y conectividad hídrica, medidas con las que busca mitigar el impacto ambiental de la obra.
Este proyecto ha suscitado distintas reacciones, incluso de la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, quien mostró reservas sobre la intervención en la reserva e instó a evaluar alternativas que eviten el posible daño a un área de alto valor ecológico. En tanto, el debate entre ambas partes continúa, reflejando una compleja discusión en torno al equilibrio entre desarrollo urbano y conservación ambiental en Bogotá.