El Ministerio de Defensa de Israel confirmó el lanzamiento de un "ataque preventivo" dirigido contra territorio iraní, anticipando como represalia “un ataque con misiles y drones contra el Estado de Israel y su población civil en el futuro inmediato”.
La ofensiva, denominada Nación de Leones, fue también validada por las Fuerzas de Defensa de Israel, que detallaron que el objetivo principal son instalaciones vinculadas al programa nuclear iraní y otras infraestructuras militares clave. De acuerdo con el Ejército israelí, se trata de una acción “ofensiva, preventiva, precisa y combinada, basada en inteligencia de alta calidad”.
Reportes de medios estatales en Irán señalaron que, alrededor de las 3:30 a. m., hora local, se escucharon explosiones en el centro de Teherán. Paralelamente, en redes sociales se difundieron imágenes que mostraban columnas de humo en distintos puntos de la capital.
Frente al incremento de la tensión, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, declaró "el estado de emergencia especial en el frente interno de todo el Estado de Israel", y se ordenó el cierre del espacio aéreo hasta nuevo aviso. Además, el Ejército anunció que desde las 3:00 a. m., hora israelí, se activaron medidas para restringir actividades en todo el país, limitándolas únicamente a servicios esenciales.
“Las directrices incluyen la prohibición de actividades educativas, reuniones y lugares de trabajo, excepto en los sectores esenciales”, indicó el comunicado militar.
En este contexto, el general Hosein Salamí, comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria iraní, aseguró que su país está preparado para una “guerra a cualquier nivel” y responderá ante cualquier agresión.
La posibilidad de una operación israelí de gran escala había sido anticipada por medios internacionales como The New York Times, con base en fuentes europeas y de Medio Oriente. Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, había solicitado el 12 de junio que Israel se abstuviera de atacar las instalaciones nucleares iraníes, argumentando que Washington estaba “cerca” de alcanzar un acuerdo con Teherán en materia nuclear. Trump reconoció que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, consideraba una ofensiva, lo que podría detonar un "conflicto masivo". El mandatario estadounidense también explicó que esta situación llevó a la Casa Blanca a reducir su personal diplomático en la región.
Tras los ataques, Netanyahu defendió la operación como una medida para “contrarrestar la amenaza iraní a la propia supervivencia de Israel” y advirtió que continuará “durante los días que sean necesarios para eliminarla”.
En un mensaje difundido luego del bombardeo, el primer ministro afirmó:
"Atacamos el núcleo del programa de armamento nuclear de Irán. Atacamos la principal instalación de enriquecimiento de Irán en Natanz. Atacamos a los principales científicos nucleares de Irán que trabajaban en la bomba iraní. También atacamos el núcleo del programa de misiles balísticos de Irán", dijo.
Netanyahu sostuvo además que Irán ha dado pasos significativos para “convertir el uranio enriquecido en armamento”, asegurando que si no se le detiene, “podría producir un arma nuclear en muy poco tiempo”. Según sus declaraciones, este plazo podría ser “un año, algunos meses, incluso menos de un año”.