Bogotá inicia nueva etapa tras el fin del racionamiento de agua: ahorro, inversión y fuentes alternas

Con el levantamiento oficial del racionamiento de agua el sábado 12 de abril, Bogotá entra en una nueva etapa enfocada en la prevención de futuras crisis hídricas. El alcalde Carlos Fernando Galán anunció que, si bien la emergencia por escasez se ha superado gracias a que los embalses del sistema Chingaza superaron el 41 % de su capacidad, el desafío ahora es implementar soluciones estructurales para garantizar la sostenibilidad del recurso.

Entre las medidas inmediatas que seguirá aplicando la administración distrital está la promoción del ahorro de agua. Galán señaló que la ciudadanía debe continuar con el consumo responsable, incluso sin restricciones, y advirtió que el uso inadecuado del recurso será sancionado de manera permanente. “El desperdicio de agua no solamente debe ser sancionado en la época de crisis. Debemos mantener el esfuerzo de penalizar cuando hay una utilización inadecuada del servicio”, afirmó.

El Distrito también impulsará el aprovechamiento de fuentes alternas, como las aguas tratadas. Actualmente, la planta de tratamiento del Salitre puede entregar entre 2 y 3 metros cúbicos por segundo para usos no potables, lo que representa más del 10 % del consumo actual de la ciudad. Estas aguas se destinarán a actividades como obras de construcción, con el fin de aliviar la presión sobre el sistema de suministro convencional.

Otra línea de acción será la exploración de aguas subterráneas en la región y la modernización de la infraestructura hídrica. El alcalde mencionó planes para fortalecer el sistema Chingaza, interconectar los sistemas Dominé y Tibitoc, y ampliar la capacidad de almacenamiento. “Tenemos que trabajar en soluciones de infraestructura que nos permitan asegurar el agua para las próximas generaciones”, señaló.

Además, la administración invertirá más de 92 millones de dólares, con apoyo del Fondo Verde para el Clima, en la restauración y conservación de cuencas estratégicas como Chingaza, Sumapaz y Tunjuelo, consideradas vitales para el abastecimiento de la capital. Estas acciones buscan mitigar los efectos del cambio climático y evitar que se repita una situación de emergencia como la vivida en 2024 y comienzos de 2025.

Galán reconoció que la medida de racionamiento fue coyuntural y necesaria, pero insistió en que lo verdaderamente importante es adoptar una visión de largo plazo. “Ahora tenemos que trabajar en las medidas de fondo, que nos permitan que esto no se repita en Bogotá en los próximos años”, puntualizó.