Gracias a la gestión emprendida por el Gobierno nacional, 15 campesinos del Catatumbo examinan las posibilidades de implementar en su territorio el 'Triángulo del Cacao', uno de los proyectos de desarrollo sostenible y de sustitución de cultivos ilícitos más exitosos de Colombia.
Los labriegos del Catatumbo, quienes representaban a diferentes comunidades de esa región de Norte de Santander, viajaron hasta el municipio de Güerima, en el departamento del Vichada, donde entablaron contacto con miembros de más de 850 familias que en el pasado se dedicaban a la siembra de cultivos ilícitos y al procesamiento de droga, y que hoy derivan su sustento económico de forma legal gracias al cultivo de cacao y aguacate.
El recorrido fue apoyado por el Ministerio de Defensa y la Fuerza Aeroespacial, con el objetivo de conocer de primera mano los detalles, anécdotas, beneficios y transformaciones logradas en torno a la experiencia en el Vichada, con el fin de replicar este modelo exitoso en el Catatumbo y, de esta manera, cambiar la economía ilegal por una producción con amplia salida en mercados nacionales e internacionales.
La estrategia del Gobierno para la sustitución voluntaria de cultivos ilícitos prevé una segunda fase: llevar a los campesinos de Vichada a Norte de Santander para contar y explicar su experiencia.
Durante esta visita, los campesinos del Catatumbo recorrieron fincas cacaoteras –donde actualmente se cultivan cerca de 900 hectáreas– y apreciaron la transformación rural impulsada por la voluntad de sus habitantes, el respaldo gubernamental y la articulación con el sector privado.
Esta iniciativa cuenta con el apoyo y acompañamiento de la Dirección de Sustitución Voluntaria de Cultivos de Uso Ilícito, el Banco Agrario, la Agencia de Desarrollo Rural, la Embajada de Suecia y empresas privadas, en una apuesta integral por el desarrollo territorial sostenible.
El 'Triángulo del Cacao' pasó de ser una zona de conflicto a convertirse en un territorio de oportunidades, según registros históricos desde la década de los años 80.
Los 15 campesinos del Catatumbo pudieron resolver dudas, conocer cada etapa del proceso y constatar cómo el tránsito de la ilegalidad a la legalidad genera bienestar, confianza y tranquilidad. Ya no hay miedo al sobrevuelo de helicópteros ni a la presencia de tropas: ahora son símbolo de seguridad, esperanza y desarrollo.
La intención del Gobierno es que esta experiencia piloto inspire y motive procesos similares en el Catatumbo y en otras regiones del país. Que estos primeros líderes rurales compartan y multipliquen esta vivencia en sus comunidades, para avanzar en la sustitución de economías ilícitas y consolidar un modelo de desarrollo alternativo, sostenible y en paz.