El desierto del Sahara, conocido por ser uno de los lugares más áridos de la Tierra, ha comenzado a mostrar señales de vegetación tras una inusual temporada de lluvias que ha sorprendido a los científicos y residentes de la región. Imágenes satelitales recientes han capturado manchas verdes que aparecen en el sur del Sahara, donde tradicionalmente solo se ven vastas extensiones de arena.
Estas lluvias, fuera de lo común para la región, han permitido que florezca la vida vegetal en áreas que normalmente se encuentran secas, pero también han provocado inundaciones catastróficas en algunas zonas. Expertos señalan que este fenómeno está relacionado con el cambio climático, que está intensificando los patrones meteorológicos, haciendo más frecuentes tanto las lluvias como las sequías extremas.
Las precipitaciones en esta parte de África suelen aumentar entre julio y septiembre, coincidiendo con la temporada de monzones de África Occidental. Durante este periodo, el monzón desplaza el aire tropical húmedo del ecuador hacia el norte, donde se encuentra con el aire caliente y seco del Sahara, generando tormentas.
Este fenómeno está ligado a la Zona de Convergencia Intertropical, una franja de clima tormentoso que se desplaza al norte del ecuador durante el verano boreal. Sin embargo, la intensidad y frecuencia de estos eventos parecen estar aumentando debido al calentamiento global provocado por la quema de combustibles fósiles.
Mientras la vegetación ofrece una imagen inusual del Sahara, las tormentas también plantean serios desafíos para las poblaciones locales, que enfrentan tanto la escasez de agua como las inundaciones repentinas. Los científicos continúan monitoreando los cambios en esta región para entender mejor cómo el cambio climático está transformando uno de los desiertos más grandes y secos del planeta.