En un paso clave para la sostenibilidad del agua en Bogotá y los municipios de Cundinamarca, la ONU ha aprobado un ambicioso plan que destina 72 millones de dólares del Fondo Verde del Clima (GCF) a la conservación y restauración de áreas vitales para la seguridad hídrica.
Este proyecto, que tiene un presupuesto total de 92 millones de dólares, beneficiará directamente a más de 9 millones de personas que dependen de las fuentes de agua de la región.
El anuncio fue realizado por el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, el 20 de noviembre, quien celebró este importante logro como un avance significativo en la protección de las cuencas hidrográficas que abastecen de agua a la capital colombiana y sus alrededores.
Galán destacó el trabajo colaborativo de su administración, la alianza con Conservación Internacional y el apoyo unánime del Gobierno Nacional.
A través de su cuenta en X (anteriormente Twitter), el alcalde expresó su satisfacción con la noticia, subrayando que este esfuerzo está enfocado en la protección de las áreas estratégicas para la seguridad hídrica de la región.
El proyecto se centrará en fuentes clave como el sistema Chingaza, el agregado Norte y Sur, Sumapaz y la cuenca del río Tunjuelo, que abastecen a millones de habitantes.
La inversión permitirá restaurar más de 172.000 hectáreas de tierras y ecosistemas esenciales en la Ciudad-Región, fortaleciendo las infraestructuras naturales que mantienen el ciclo del agua y protegen los recursos que son esenciales para el suministro de agua potable.
En cuanto a la financiación, el proyecto cuenta con un sólido respaldo: el Fondo Verde del Clima aportará 72 millones de dólares, mientras que la Alcaldía de Bogotá contribuirá con 11 millones.
La Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR Cundinamarca) también sumará 4 millones y el sector privado aportará otros 3 millones.
Este esfuerzo conjunto tiene como objetivo mitigar el impacto del racionamiento de agua en algunos municipios cercanos a Bogotá y asegurar que, en el futuro, la capital y su región continúen disfrutando de este recurso vital, que sabemos no es infinito. Con este paso, Bogotá avanza hacia una gestión hídrica más sostenible y resiliente frente a los retos climáticos venideros.