Una serie de 24 ataques con explosivos y armados se registraron entre martes y miércoles en municipios del Cauca y Valle del Cauca, dejando un saldo de siete muertos (cinco civiles y dos policías) y alrededor de 40 heridos.
El Gobierno atribuyó los hechos a disidencias de las FARC, cuyas acciones intensificaron la violencia en la región suroccidental del país.
En respuesta, las autoridades ofrecieron hasta 600 millones de pesos como recompensa por información que conduzca a los responsables.
Durante los operativos fue neutralizado alias “Cholinga”, señalado como reclutador de las disidencias, en un golpe estratégico contra esta estructura.
La intensidad de los atentados ha provocado restricciones de movilidad en la región y un fuerte despliegue de las fuerzas combinadas, especialmente en Cali y sus alrededores.
Organizaciones de derechos humanos advierten sobre desplazamientos forzados y la posible escalada hacia una crisis humanitaria si no se restablece la seguridad de forma urgente.