El río Bogotá, que atraviesa 380 kilómetros desde el páramo de Guacheneque hasta su desembocadura en el Magdalena, enfrenta niveles críticos de contaminación debido a la descarga masiva de aguas residuales sin tratar provenientes de Bogotá y Soacha. Según informes, el 70 % de las aguas residuales de la capital y el 100 % de Soacha fluyen directamente al río, lo que genera serios problemas ambientales y de salud para millones de personas.
Desde hace más de 15 años, se plantearon iniciativas para abordar esta problemática. Entre ellas, destaca la construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Canoas, que tratará el 70 % de las aguas contaminadas del río y se convertirá en la más grande de Colombia. Aunque las obras avanzan, diversos retrasos legales y técnicos han dificultado su ejecución. La estación elevadora Canoas, que representa una pieza clave de este proyecto, ya alcanza un 90 % de avance y se espera que entre en operación en junio de 2024. Esta infraestructura permitirá el tratamiento de un volumen de aguas equivalente a 419 piscinas olímpicas diarias, reduciendo olores y residuos sólidos mayores a 6 cm.
La inversión total del megaproyecto asciende a 4,5 billones de pesos, con financiación conjunta del Distrito, la Gobernación de Cundinamarca y organismos internacionales. Además de sus beneficios ambientales, se prevé la generación de más de 4.000 empleos directos e indirectos, impulsando la economía local. Se estima que, una vez en funcionamiento, Canoas evitará el vertimiento de 600 toneladas diarias de materia orgánica al río, mejorando la calidad del agua y recuperando ecosistemas.
Por otra parte, campañas de educación ambiental han sido implementadas por la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá para concienciar a la población sobre el cuidado del río y promover prácticas sostenibles.
El proyecto Canoas, catalogado como uno de los más grandes en materia ambiental en Colombia, es visto como un hito crucial para cumplir los compromisos de desarrollo sostenible y garantizar una mejor calidad de vida para los habitantes del centro y sur de Bogotá y Soacha. Aunque los desafíos persisten, se proyecta que este esfuerzo contribuirá a la revitalización del río y su entorno, acercándose al sueño de un río limpio y funcional para futuras generaciones.