El 24 de junio de 1935, el ídolo del tango Carlos Gardel falleció en un accidente aéreo en Medellín, un hecho que marcó profundamente la cultura de la ciudad y del país. El fatal choque —entre un avión que transportaba al cantante y otro en tierra— provocó llamas divisibles desde la ciudad, dejando 17 muertos y convirtiendo la tragedia en un símbolo de devoción tanguera en Colombia.
Hoy, a 90 años de su muerte, Medellín revive ese legado a través del Festival Internacional de Tango, que toma las plazas y teatros de la ciudad con milongas, conciertos y talleres. Expertos locales destacan que ese vínculo nació no solo por su visita, sino por la intensa recepción que Gardel gozó en la época: su voz y galanismo capturaron el espíritu paisa y sellaron la identidad tanguera en Antioquia.
Las autoridades culturales locales han organizado recorridos conmemorativos por el antiguo aeropuerto Olaya Herrera y el barrio El Poblado, donde los fans rindieron homenaje. La conmemoración ha unido a entidades como el Concejo de Medellín y asociaciones de artistas, quienes subrayan el impacto del tango como puente entre generaciones y como motor de la proyección cultural de la ciudad en el ámbito internacional.