La marcha de Venezuela hacia una dictadura implacable sigue su curso, mientras el mundo observa, con pocas excepciones, esperando un giro que permita al país recuperar la democracia. Sin embargo, ese esperado cambio parece cada vez más lejano, y en su lugar, se siguen acumulando episodios de represión, como el reciente asilo concedido por España al excandidato opositor Edmundo González Urrutia.
González, quien según evidencia habría triunfado en los comicios del 28 de julio, escapó a Madrid ante su inminente captura por parte del régimen de Nicolás Maduro. La fiscalía lo acusa de cinco delitos, y su detención parecía cuestión de horas. Gracias a una serie de maniobras diplomáticas, el opositor logró salir de Venezuela en un avión de las Fuerzas Aéreas españolas. Aunque el proceso de solicitud de asilo sigue rodeado de incertidumbre, con rumores de negociaciones entre aliados de Maduro, lo cierto es que González ha logrado evitar el destino que han sufrido más de 130 opositores, detenidos desde las últimas elecciones.
La partida de González no es el único acto represivo del régimen. Otro incidente se cierne sobre la embajada de Argentina en Venezuela, donde seis opositores se habían refugiado bajo la protección de Brasil desde el rompimiento de relaciones entre ambos países. Sin embargo, el sábado pasado, el régimen revocó su consentimiento a esta custodia, lo que ha generado incertidumbre sobre el destino de los refugiados. Desde entonces, las fuerzas del régimen han mantenido el asedio a la embajada, mientras la comunidad internacional sigue condenando los abusos del gobierno venezolano.
A pesar de las crecientes denuncias de violaciones a los derechos humanos y la represión contra la oposición, la respuesta de la comunidad internacional ha sido en su mayoría clara, salvo algunas excepciones como la de Colombia, cuya posición vacilante y ambigua contrasta con el resto del panorama global. Mientras tanto, la situación de figuras como María Corina Machado y miles de venezolanos sigue siendo incierta, en medio de un régimen cada vez más feroz, cruel y brutal en su represión.