Con la investidura de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, Colombia se enfrenta al reto de establecer una relación bilateral sólida y estratégica con su vecino del norte. Marta Lucía Ramírez, exvicepresidenta y excanciller de Colombia, enfatiza la importancia de una política exterior que promueva el respeto mutuo y reconozca el potencial de América Latina para contribuir al liderazgo estadounidense en áreas como la democracia, el desarrollo sostenible y la estabilidad económica.
Ramírez advierte que las posiciones del presidente colombiano, Gustavo Petro, influirán en la disposición del gobierno estadounidense para mantener un espíritu colaborativo. Un discurso antiamericano, en este contexto, resulta nocivo, especialmente cuando Estados Unidos busca reafirmarse como líder creíble en la promoción de valores fundamentales como el respeto a la democracia y al Estado de derecho.
La exfuncionaria destaca que, desde la administración de Andrés Pastrana, Colombia ha mantenido una agenda bilateral estratégica basada en el respeto mutuo y la colaboración recíproca. Esta relación ha promovido la inversión y las relaciones económicas y comerciales entre ambos países. Ramírez subraya que el presidente colombiano no debe confundir su liderazgo constitucional en relaciones internacionales con el manejo irresponsable de transmitir posiciones personales que puedan deteriorar la relación bilateral, lo que resultaría más perjudicial para Colombia que para Estados Unidos.
En el ámbito comercial, la administración de Trump busca fortalecer la economía estadounidense y lograr relaciones comerciales balanceadas. Colombia, siendo el principal destino de sus exportaciones, tanto tradicionales como no tradicionales, debe cuidar este mercado que representa empleos e ingresos para los colombianos. Ramírez señala que el mensaje de Trump durante su campaña fue suficientemente claro, y es probable que se implementen medidas proteccionistas y aranceles para una parte significativa del mundo.
Además, la exvicepresidenta observa que en la política exterior actual no se ha visto un llamado a los colombianos para evitar convertirse en migrantes ilegales hacia otros países, a pesar de los riesgos personales y familiares que implica. La mejor política antimigratoria, según Ramírez, sería promover una verdadera alianza por el progreso con las democracias latinoamericanas, estimulando la inversión, el crecimiento y la generación de empleos en cada país, para que sus ciudadanos gocen de oportunidades de mejorar sus condiciones de vida sin necesidad de emigrar.
Ramírez también insta al presidente Trump a aprovechar su capital político para promover una alianza entre los países democráticos que han rechazado la dictadura de Nicolás Maduro, implementando acciones que presionen la salida inmediata del dictador y su camarilla. Estas acciones incluirían la elevación de sanciones personales, la eliminación de visados para ellos y sus familiares, la incautación de activos en el exterior y la coordinación de medidas integrales y simultáneas para que tengan efecto. Además, destaca la necesidad de distanciarse de posiciones que prioricen intereses petroleros sobre el interés de garantizar democracia y libertades para todo el hemisferio, incluyendo a Estados Unidos. La criminalidad asociada al tren de Aragua, el narcotráfico y otras actividades ilegales que operan desde Venezuela pone en riesgo la seguridad y estabilidad de Estados Unidos.