Tres suboficiales del Ejército Nacional de Colombia fueron arrestados por sustraer mensualmente hasta 40.000 cartuchos de fusil para venderlos al Clan del Golfo y a disidencias de las FARC.
Los detenidos, identificados como el sargento viceprimero José Arturo Cavarique Acosta, el sargento segundo Jhorman Francisco Torres Parra y el suboficial José Arturo López Astudillo, operaban en diferentes batallones del país. Accedían ilegalmente a los sistemas misionales del Ejército para alterar información y evitar la detección del desvío de municiones.
La Fiscalía General de la Nación reveló que los militares comercializaban el material bélico mediante transacciones bancarias a cuentas personales y transferencias a billeteras virtuales. El material era entregado a contactos externos que lo enviaban oculto en baterías de vehículos y buses de servicio interdepartamental hacia departamentos como Cauca y Arauca.
Se estima que estas actividades ilícitas generaban ingresos anuales de entre 1.500 y 2.000 millones de pesos para los implicados.
Los tres suboficiales fueron imputados por delitos como concierto para delinquir, tráfico de armas de uso privativo de las Fuerzas Armadas, peculado por apropiación, enriquecimiento ilícito, lavado de activos, violación de datos personales y acceso abusivo a un sistema informático. Ninguno aceptó los cargos.
Este caso pone de manifiesto la infiltración de grupos armados ilegales en instituciones del Estado y resalta la necesidad de fortalecer los controles internos para prevenir la sustracción y venta de armamento a organizaciones criminales.