El director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abderrahman, reportó el hallazgo de entre 40 y 50 cadáveres en la prisión de Sednaya, ubicada al norte de Damasco, destacando que la mayoría de estos cuerpos corresponden a ejecuciones recientes. Este descubrimiento se da en el contexto de la liberación de varias prisiones en Siria, tras el colapso de control del régimen de Bashar al Asad.
La prisión de Sednaya, conocida por su brutalidad y violaciones a los derechos humanos, ha sido descrita en numerosas ocasiones como un "matadero" debido a la tortura sistemática y las ejecuciones en masa. Según diversas organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional, hasta 20,000 prisioneros habrían sido detenidos en sus instalaciones a lo largo de los años. La cárcel fue especialmente infame por la tortura a prisioneros políticos y opositores al régimen desde que iniciaron las protestas en 2011, en el marco de la Primavera Árabe. Los testimonios de antiguos detenidos señalan que los prisioneros eran sometidos a torturas extremas, y muchos de ellos nunca recibieron un juicio justo.
Además, se ha documentado que las ejecuciones en Sednaya eran frecuentes, llevándose a cabo varias veces a la semana. Los cuerpos de los ejecutados, según informes previos, eran enterrados en fosas comunes o, más recientemente, incinerados para eliminar pruebas, en una práctica que se intensificó con la acusación de la existencia de crematorios en el complejo carcelario.
Desde 2011, las autoridades sirias han sido señaladas por la desaparición forzada de al menos 130,000 personas, una cifra que sigue creciendo a medida que se revelan más detalles sobre las atrocidades cometidas en prisiones como Sednaya.