El presunto rapto de al menos diez gatos negros, que habitaban el llamado Parque de los Gatos en el barrio Mutis de Bucaramanga, ha causado profunda indignación entre la ciudadanía y encendió las alertas de las autoridades locales. El hecho, denunciado el pasado Viernes Santo por habitantes del sector, está siendo investigado por la Policía Metropolitana y la Fiscalía General de la Nación.
De acuerdo con testimonios difundidos en redes sociales, los felinos —de entre cinco y seis meses de edad— fueron recogidos violentamente y en bolsas plásticas por personas que se movilizaban en una motocicleta y una camioneta. Imágenes captadas por vecinos permitieron identificar las placas de los vehículos, información que ya fue entregada a las autoridades como parte del proceso de recolección de pruebas.
“Estos animales se encontraban en el parque porque la comunidad ha venido alimentándolos y cuidándolos desde hace meses”, señaló el subcomandante de la Policía Metropolitana de Bucaramanga, Misael Quiroga Morales, quien también confirmó que se abrió una investigación formal para determinar la identidad de los responsables y esclarecer los fines con los que se llevaron a los gatos.
Los habitantes temen que los animales hayan sido capturados con fines esotéricos o rituales satánicos, dada la coincidencia con las fechas religiosas y el color de los felinos. Esta versión, aunque no ha sido confirmada por las autoridades, ha circulado ampliamente en redes sociales.
Organizaciones defensoras de los animales han hecho un llamado urgente para que se refuercen las medidas de protección en la zona, incluyendo la instalación de cámaras de seguridad en el parque. Asimismo, invitaron a la ciudadanía a continuar denunciando cualquier hecho que atente contra la integridad de los animales.
“La desaparición de estos gatos no solo es un delito, sino una alerta sobre la vulnerabilidad en la que se encuentran los animales callejeros”, expresó uno de los representantes de colectivos animalistas. La comunidad exige justicia y acciones concretas para prevenir nuevos actos de maltrato, abandono o secuestro animal en la ciudad.