José Antonio Salazar, exsecretario general de la Cancillería de Colombia, abordó su reciente salida del Ministerio de Relaciones Exteriores tras la polémica suscitada por la adjudicación de la licitación de pasaportes colombianos a la empresa Thomas Geg & Sons el pasado lunes 26 de febrero.
Salazar, en sus declaraciones, mencionó que no ha tenido ningún contacto con el presidente Gustavo Petro después de su destitución, a pesar de las insistencias del mandatario y las acusaciones de traición en su contra. Enfatizó en la falta de comunicación con Petro, lo que agrega un elemento de tensión a su salida del cargo.
Además, Salazar cuestionó la idoneidad del embajador Murillo para ocupar su puesto, señalando que no es abogado, sino ingeniero de Minas, lo que según él lo inhabilitaría para ejercer un cargo público, según lo establecido en el artículo 122 de la Constitución colombiana.
La decisión de Salazar de adjudicar la licitación a Thomas Geg & Sons, que finalmente le costó su puesto en la Cancillería, se produjo después de que el Gobierno Nacional suspendiera nuevamente el proceso la semana pasada, ante la necesidad de revisar más de 550 observaciones presentadas por las partes interesadas.
Estos acontecimientos se desarrollan en medio de una controversia que llevó a la Procuraduría General a suspender al Canciller colombiano, Álvaro Leyva, de su cargo por tres meses.
En cuanto a los procedimientos legales tras su destitución, Salazar mencionó: "Como funcionario público, las disposiciones legales me dan un término de 10 días para hacer entrega del cargo, pero desde el día de ayer he sido completamente asediado y no tuve ningún inconveniente de decir a Paola, quien fue nombrada en mi reemplazo, que no haré uso de ese término y procedí hacerle entrega precitada de las funciones de mi oficina”.