Colombia anunció la compra de entre 16 y 24 aviones de combate Saab JAS 39 Gripen para renovar su envejecida flota de Kfir israelíes, en servicio desde finales de los años 80. La decisión, oficializada el 3 de abril por el presidente Gustavo Petro, se produce tras evaluar opciones de Francia y Estados Unidos, y marca la mayor inversión militar del país en décadas.
El acuerdo con la empresa sueca Saab no solo contempla la adquisición de aeronaves, sino también compensaciones sociales, como la construcción de una planta de paneles solares en Córdoba, sistemas de agua potable en La Guajira y la modernización del hospital San Juan de Dios en Bogotá.
El Saab Gripen es un caza polivalente monomotor de generación 4.5, capaz de alcanzar velocidades de hasta Mach 2.31 y equipado con sistemas avanzados de guerra electrónica y sensores infrarrojos pasivos. Su diseño permite operaciones desde pistas cortas y su mantenimiento es más económico en comparación con otros cazas occidentales.
Actualmente, países como Brasil, Hungría, República Checa, Sudáfrica y Tailandia operan el Gripen, destacando su versatilidad y eficiencia. La elección de Colombia refuerza los lazos diplomáticos con Suecia y se alinea con los 150 años de relaciones bilaterales entre ambas naciones.
Aunque aún no se ha firmado el contrato definitivo, se espera que las primeras unidades comiencen a llegar en los próximos años, asegurando la soberanía aérea del país y modernizando su capacidad de defensa.