Jorge Cárdenas Gutiérrez, uno de los líderes más influyentes en la historia del café colombiano, falleció el domingo 13 de abril en Bogotá a los 94 años. Su legado está estrechamente ligado al fortalecimiento institucional del gremio cafetero y al impulso de iniciativas que llevaron el nombre de Colombia a los mercados más exigentes del mundo.
Aunque nunca cultivó café, su vida profesional giró en torno a la defensa y expansión del sector. Ingresó a la Federación Nacional de Cafeteros en 1963 y, dos décadas después, asumió como gerente general. Desde allí lideró procesos clave que incluyeron desde el comercio marítimo hasta el desarrollo de biocombustibles, con la creación de
Su paso por la Federación dejó huella en múltiples frentes. Fue uno de los grandes articuladores de alianzas internacionales y defensor del Pacto Cafetero. En 1991, la prestigiosa Tea & Coffee Trade Journal lo destacó como uno de los cinco hombres del año en la industria mundial, un reconocimiento que selló su prestigio global.
Más allá del gremio, Cárdenas impulsó espacios como la Corporación Excelencia en la Justicia y dejó una reflexión profunda sobre el país en sus memorias Memoria de un liderazgo conciliador. Su visión sobre las reformas estructurales, especialmente en el ámbito laboral, lo mantuvo vigente en el debate público hasta sus últimos años.
Su familia también tuvo un papel destacado en la vida pública del país. Su hija Patricia ha sido diplomática y su hijo Mauricio ocupó varios ministerios, incluido el de Hacienda. Dos de sus hijos, Jorge Hernán y Eduardo, han seguido caminos en la academia y el comercio internacional, respectivamente.
Jorge Cárdenas muere dejando un legado sólido, respetado incluso por sus sucesores en la Federación. Uno de ellos, Roberto Vélez, escribió tras su fallecimiento que su impacto en el mundo cafetero y en el corazón de los caficultores será eterno. El país despide, con gratitud, al hombre que fue sinónimo de liderazgo en uno de los pilares de su economía.