El canciller Luis Gilberto Murillo se encuentra en el centro del debate político nacional tras especulaciones sobre su posible renuncia para emprender una campaña presidencial de cara a las elecciones de 2026. Aunque el funcionario no ha confirmado ni desmentido estas versiones, fuentes cercanas aseguran que sus intenciones políticas son claras y ya está siendo medido en encuestas.
Según la más reciente encuesta de Guarumo-Ecoanalítica, publicada por el diario El Tiempo, Murillo aparece con una intención de voto del 0,3 %, ubicándose lejos de figuras como Sergio Fajardo (14,5 %), Vicky Dávila (13,1 %) y Gustavo Bolívar (8,9 %). En la consulta de la izquierda, su desempeño también fue discreto, alcanzando un 1,4 % y ocupando el séptimo lugar, por debajo de nombres como Gustavo Bolívar, Iván Cepeda y Carolina Corcho.
Desde que asumió el cargo como ministro de Relaciones Exteriores, Murillo es vinculado al espectro de izquierda del gobierno del presidente Gustavo Petro, lo que contrasta con su trayectoria previa en el centro político. Esta transición ideológica, junto con su desempeño en la diplomacia, afectó su imagen pública. Su papel en temas como el rompimiento de relaciones con Israel y su ambivalencia frente a la crisis en Venezuela han generado críticas tanto dentro como fuera del país.
El expresidente Juan Manuel Santos, antiguo jefe de Murillo, lo señaló directamente por su postura frente a las elecciones venezolanas del pasado 28 de julio, donde el régimen de Nicolás Maduro fue proclamado ganador sin mostrar actas de votación. “Esa posición ambivalente está saliendo cada vez más costosa. Es cuando un canciller con carácter debe imponerse, a menos que quiera seguir de alcahueta”, declaró Santos.
Las fricciones entre Murillo y Petro también se hicieron evidentes recientemente tras la designación de Daniel Mendoza como embajador en Tailandia. Murillo expresó su desacuerdo con este nombramiento, al considerarlo contradictorio con la diplomacia progresista y feminista promovida por el gobierno. Durante los tres días de controversia, Murillo manifestó su intención de no firmar el decreto de nombramiento e incluso habría planteado su renuncia como una forma de marcar distancia del presidente.
Sin embargo, la situación dio un giro inesperado cuando Mendoza declinó el cargo mediante un video, dejando sin sustento las críticas del canciller. Esta serie de eventos habría dejado a Murillo en una posición vulnerable, incrementando los rumores sobre su salida del gabinete.
Además, se especula que Murillo podría ser designado para representar a Colombia en la posible posesión de Nicolás Maduro, una decisión que también podría generar tensiones.