Las principales plataformas de comercio electrónico han solicitado a las autoridades estadounidenses que se exima de impuestos a los artículos usados importados, argumentando que estos productos prolongan su vida útil y reducen residuos. El caso de Suzanne Smith-Darley, una consumidora de Atlanta, ha ilustrado el problema: tras comprar una bolsa Chanel de segunda mano en eBay por 800 dólares, recibió una notificación de DHL exigiendo 142 dólares por concepto de aranceles antes de poder recibir el producto.
Desde principios de este año, los aranceles impulsados por el presidente Donald Trump han elevado los costos y limitado la disponibilidad de productos, afectando incluso a bienes de segunda mano. Según declaraciones de ejecutivos del sector, plataformas como eBay y colectivo Vestiaire están impulsando una reforma normativa que elimine los aranceles para estas importaciones. "Solo nos gustaría un trato comercial preferencial para las importaciones de segunda mano", expresó Rachel Kibbe, directora de circular American Circular Textile.
No obstante, una fuente cercana a la Casa Blanca, citada bajo anonimato, informó que no existen planes para otorgar esta exención, debido a la posibilidad de que importadores clasifiquen erróneamente artículos nuevos como usados, complicando la fiscalización.
Historiadores, como Andrew Wender Cohen de la Universidad de Syracuse, recuerdan que el cobro de aranceles sobre bienes usados tiene antecedentes desde la Edad Media. Sin embargo, las recientes políticas comerciales de Trump han ampliado su alcance, aplicando tarifas a más países y elevando las tasas a niveles sin precedentes.
La eliminación de la exención "de minimis" para productos chinos, que permitía no pagar aranceles por importaciones menores a 800 dólares, afectó especialmente a plataformas como Temu, Shein y eBay. Además, un nuevo arancel general del 10% ha encarecido aún más las compras internacionales, obligando a consumidores y comerciantes a adaptarse.
Aunque Smith-Darley finalmente pagó el arancel, su paquete fue devuelto a Japón por no estar disponible para recibirlo, y aún desconoce si podrá recuperar su dinero. Casos como el suyo evidencian los desafíos de aplicar tarifas a una economía circular en crecimiento.