AFP
Tres años después del inicio de la guerra en Ucrania, la Comisión Europea anunció un plan para eliminar por completo el gas ruso a finales de 2027, una fuente de energía que todavía hoy representa el 9% del consumo de los europeos. Pero el camino hacia el destete está plagado de obstáculos.
¿Por qué es tan importante este gas para Europa?
En 2021, antes de la guerra en Ucrania, el 45% de las importaciones de gas de la Unión Europea (gas gaseoso transportado por gasoductos y gas licuado entregado por barcos) provenían de Rusia, entonces su mayor proveedor, según las estadísticas de la UE.
Es cierto que Europa ha reducido considerablemente su dependencia de Moscú desde entonces, con el agotamiento gradual del flujo de gasoductos tras la invasión rusa de febrero de 2022 y el cese del tránsito a través de Ucrania el 1 de enero. Pero el gas ruso sigue llegando a Europa para calentar hogares, abastecer industrias o producir electricidad.
Hoy en día, el gas ruso representa el 9% del que consume la Unión Europea, frente al 36% en 2021, antes de la guerra en Ucrania, según estimaciones de la empresa Kpler de enero a abril de 2025 transmitidas a la AFP.
Después de Noruega, Rusia sigue siendo su segundo mayor proveedor: el año pasado, Rusia representó el 18% de sus importaciones de gas a través de gasoductos y el 20% de sus suministros de GNL. En lo que respecta a este gas líquido, muy apreciado por los europeos, Rusia se sitúa justo detrás de Estados Unidos (45% de las importaciones de la UE).
Desde la crisis energética que siguió a la recuperación post-Covid en 2021 y más aún tras el inicio de la guerra, Europa ha recurrido masivamente al GNL, este gas descargado en los puertos, regasificado y luego inyectado en la red gasista europea: representó el 37% de las importaciones de gas en la UE en 2024, de las cuales el 63% por gasoducto, según el IEEFA, un centro de estudios especializado.
¿Puede Europa prescindir de Rusia?
Sí, diversificándose aún más. Sin embargo, el mercado del GNL, en el corazón de la competencia mundial, se encuentra actualmente en tensión: la oferta es limitada y los nuevos proyectos no entrarán en funcionamiento hasta 2026 o 2027. «Para 2028, deberíamos entrar en una fase de exceso de oferta de GNL a nivel mundial», declaró a la AFP Jan-Eric Fähnrich, analista de Rystad Energy.
Entonces, ¿a quién debemos recurrir? La UE podría importar aún más GNL estadounidense, con la esperanza de evitar los aranceles impuestos por el presidente estadounidense Donald Trump, aunque la Comisión Europea quiere poder contar con "una amplia gama" de países.
Noruega, que ya es el primer suministrador de todo el gas suministrado a la UE (32% en 2024), Qatar, el Norte de África... "No queremos depender de ningún país, incluido Estados Unidos", aseguró a la AFP el comisario europeo de Energía, Dan Jorgensen.
«Norteamérica y Qatar aumentarán enormemente su capacidad, pero África también será cada vez más un objetivo para Europa, especialmente si Mozambique logra disipar algunas preocupaciones de seguridad», explica Jan-Eric Fähnrich.
¿Por qué es complicado para la UE?
La Comisión Europea propone un enfoque en dos pasos: la prohibición de contratos nuevos y existentes a corto plazo (spot) con empresas rusas para fines de 2025, seguida por la suspensión de todas las importaciones de gas de Rusia dos años después.
Para Rystad Energy, uno de los desafíos será cómo "gestionar los contratos existentes con Shell, Total, SEFE y Naturgy", lo que podría plantear cuestiones legales.
Esta hoja de ruta, presentada este martes, se presentará a los Estados miembros y al Parlamento. Se prevén debates delicados: la Comisión Europea tendrá que maniobrar entre el espectro de un nuevo aumento de los precios del gas, como en 2022, y las divisiones en el seno de los Estados miembros. Algunos países, como Hungría, incluso mantienen relaciones abiertamente cercanas con Rusia.
De ahí la idea de la Comisión Europea de optar por una propuesta legislativa -que requiere una mayoría cualificada- en lugar de sanciones, que requerirían la unanimidad de los 27.
La Comisión también tendrá que gestionar la creciente dependencia de algunos países de las importaciones de GNL ruso: según la Agencia Internacional de la Energía, tres países -Bélgica, Francia y España- recibieron el 85% del total de las importaciones de GNL ruso, parte del cual se reexportó al continente.
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