El Tribunal Supremo de Rusia decidió excluir a los talibanes de su lista oficial de organizaciones terroristas, una medida que entró en vigor de forma inmediata tras una petición de la Fiscalía General. Con esta resolución, el movimiento islámico, que recuperó el poder en Afganistán en 2021, deja de estar prohibido en el país euroasiático, poniendo fin a una designación que se mantenía desde 2003.
La decisión se enmarca en un nuevo mecanismo legal promulgado por el presidente ruso, Vladímir Putin, en diciembre de 2024. La legislación autoriza eliminar de la lista de grupos terroristas a organizaciones que hayan renunciado explícitamente a respaldar, justificar o promover actos terroristas. La exclusión requiere una recomendación de la Fiscalía y una decisión judicial, que posteriormente se notifica al Servicio Federal de Seguridad (FSB) para actualizar el registro correspondiente.
Aunque el levantamiento es provisional y sujeto a revisión en caso de reincidencia, la medida marca un giro importante en la política exterior rusa hacia Afganistán. Desde 2016, Moscú mantuvo contactos no oficiales con los talibanes, quienes fueron invitados a conferencias sobre Afganistán y al Foro Económico de San Petersburgo, además de ser considerados por Putin como "aliados en la lucha contra el terrorismo".
Los talibanes fueron incluidos en la lista en 2003 debido a presuntos vínculos con formaciones armadas ilegales en Chechenia, contexto en el que se desarrollaba la Segunda Guerra de Chechenia iniciada en 1999. Sin embargo, el panorama cambió cuando el grupo afgano declaró su enemistad con el Estado Islámico, lo que facilitó su acercamiento a Rusia. El FSB considera ahora que los talibanes podrían ser un aliado estratégico contra el Estado Islámico de la Provincia del Jorasán (ISPK), señalado como responsable del atentado al Crocus City Hall en marzo de 2024, que dejó 145 víctimas mortales.
Esta decisión se suma a una tendencia regional. Países como Kazajstán y Kirguistán ya habían retirado a los talibanes de sus listas nacionales de grupos terroristas. China, por su parte, aceptó en 2023 a un embajador talibán y firmó acuerdos energéticos en Afganistán. Irán, Pakistán, Emiratos Árabes Unidos y Qatar mantienen también diversos niveles de relación diplomática con el gobierno de Kabul, mientras India busca un acercamiento estratégico ante la influencia pakistaní en la región.
No obstante, persisten señales de ambigüedad en la postura rusa. Según el experto afgano Sadiq Amini, citado por DW, "Rusia ha apoyado claramente a los talibanes financiera y militarmente, en especial en la lucha contra fuerzas estadounidenses y de la OTAN. Al mismo tiempo, Rusia mantuvo oficialmente su designación de los talibanes como organización terrorista, jugando así un doble juego". En su análisis, la nueva decisión "sería en gran medida algo simbólico", ya que las instituciones de seguridad rusas seguirían tratando al grupo como una amenaza.
Con la decisión del Tribunal Supremo, Rusia abre una nueva etapa en su relación con los talibanes al retirar su estatus de grupo terrorista, aunque de forma provisional. Esta medida se enmarca en un contexto de creciente acercamiento regional e internacional hacia el movimiento afgano, motivado tanto por intereses geopolíticos como por la lucha contra amenazas comunes como el Estado Islámico.