Este martes 1 de julio se inaugura en Florida una prisión federal destinada a inmigrantes indocumentados, ubicada en un entorno selvático del condado de Miami-Dade. El centro, denominado como el "Alcatráz de los caimanes", alojará a 5.000 personas en instalaciones temporales situadas sobre un antiguo aeródromo, adaptado con carpas reforzadas y vigilancia reforzada por el terreno natural.
Donald Trump participa en la ceremonia de apertura, en un gesto que refuerza su perspectiva de mano dura en materia migratoria. La secretaria de prensa Karoline Leavitt afirmó que el lugar "se conocerá informalmente como 'Alligator Alcatraz'. Añadió que se trata de "una forma eficiente y de bajo costo para ayudar a llevar a cabo la mayor campaña de deportación masiva en la historia de Estados Unidos".
La instalación fue habilitada por orden de emergencia del gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien respaldó públicamente su ubicación remota. "Este es un aeropuerto que ya está ahí", declaró a la prensa. "Claramente, desde una perspectiva de seguridad, si alguien escapa, ya sabes, hay muchos caimanes con los que tendrás que lidiar".
A lo largo de la autopista 41, ambientalistas y sectores del Partido Demócrata se manifiestan en contra del proyecto. Carteles visibles durante las protestas incluyen frases como "Otro plan estúpido para abusar de la gente y de los Everglades" y "No al Alcatraz de los caimanes". Organizaciones ambientales sostienen que el complejo amenaza el ecosistema del Parque Nacional Everglades, mientras defensores de derechos humanos denuncian condiciones "crueles e inhumanas".
Funcionarios estatales consideran que el centro es una infraestructura crítica ante el aumento en el número de detenciones migratorias. Según datos oficiales, más de 56.000 personas fueron arrestadas en junio, cifra la cual representa el nivel más alto desde 2019. Durante una visita al sitio, DeSantis sostuvo: "tiene que haber más capacidad para admitir, procesar y deportar".
Desde el gobierno federal, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, expresó su apoyo al centro al describirlo como un lugar adecuado para albergar "algunos de los peores criminales" que, según la Casa Blanca, ingresaron ilegalmente al país bajo la administración de Joe Biden.
El plan nacional busca ampliar la infraestructura para detención de migrantes a 100.000 plazas. Además del nuevo centro en Florida, se están adecuando espacios similares en la base militar de Guantánamo, Cuba, con el mismo propósito.
Además, el Congreso debate la ley "grande y hermosa", propuesta por Donald Trump, que plantea una inversión de 45.000 millones de dólares en cuatro años para fortalecer la capacidad del sistema migratorio. El monto representa el triple del presupuesto actual destinado a estas operaciones.