La presidenta del Partido Conservador, Nadia Blel, descarta cualquier acercamiento con el Ejecutivo y reitera la postura crítica de la colectividad frente a las reformas propuestas por el Gobierno.
Ante los rumores de un posible reajuste ministerial por parte del presidente Gustavo Petro para obtener mayor apoyo en el Congreso, la senadora y presidenta del Partido Conservador, Nadia Blel, fue enfática en rechazar cualquier tipo de acercamiento o participación en el Gobierno. "El Partido Conservador no es ni será partido de gobierno, por lo tanto no tiene ni buscaremos representación política ni cargos en el Gobierno nacional. Nuestra posición sigue siendo clara y es la defensa de lo que le conviene a los colombianos y al país y en esa línea vamos a seguir trabajando desde el Congreso de la República", declaró Blel.
La dirigente conservadora también se pronunció sobre las reformas que el Gobierno viene tramitando en el Congreso, afirmando que "seguiremos siendo críticos, ya que estas son inconvenientes y su aprobación traerá efectos negativos en materia de salud, de generación de empleo y en el sistema pensional de los colombianos".
Desde el inicio del mandato de Petro, el Partido Conservador ha mantenido una postura de independencia. Aunque en el primer año fueron considerados partido de gobierno, posteriormente se declararon en independencia y han reiterado su posición crítica frente a las políticas del Ejecutivo. Blel concluyó señalando que "desde el partido vamos a seguir insistiendo en que el gobierno debe frenar el retroceso al que ha llevado el país en materia de seguridad. No hay razones ni justificaciones para la falta de ejecución y acción que hemos vivido a lo largo de estos años".
Esta declaración se suma a otras críticas que la presidenta del Partido Conservador ha realizado en el pasado, como su rechazo a las reformas laboral y de salud propuestas por el Gobierno, argumentando que podrían perjudicar al país.
Además, Blel ha cuestionado la coherencia del Gobierno en temas de política exterior, pidiendo que no se sigan dando "saltos al vacío" en la gestión diplomática.